( Wladimir Kush )
Te prometí querido hijo
repartir caracolas en tus manos.
Sé que te gustan, en ellas
siempre has encontrado refugio.
A mí, también me gustan
porque escucho el sonido de los mares, pero
el tiempo pasa, hijo, y
van quedando menos caracolas.
Cada vez cuesta más encontrarlas en las playas.
Son muchas personas que se las llevan
supongo, por similares motivos al tuyo y al mío.
¿Sabes, hijo mío?
Debes aprender a vivir en la arena de mar.
No siempre un nautilus vive en lo profundo.
Precioso poema!!
ResponderEliminarY bonita lección.
Es verdad cada vez hay menos caracolas en el mar y las que hay son más pequeñas.
BESOS
Quizá el aprendizaje está en lo profundo...
ResponderEliminarAbrazo
Entrañables inspiradores versos para dejar pensando... Muy logrado poema.
ResponderEliminarAbrazo hasta vos.
Me hiciste volver a niñez. Recuerdo que la gente del interior que iba de paseo a la costa Caribe colombiana, regresaba con recuerdos de su estancia en el mar. Las caracolas eran las preferidas, y adornaba las puertas de entrada a las casas, para evitar que el viento las cerrara. Muchas veces, me puse la caracola como tu niño, en el oído para escuchar el mar. Y como él sentí que:
ResponderEliminar"Debes aprender a vivir en la arena de mar.
No siempre un nautilus vive en lo profundo."
Gracias por este sueño. Carlos
Todas esas conversaciones con nuestros hijos y en mi caso hoy por hoy, con mi nieto (9) y mi nietecita (5), son increíblemente ricas, tanto en la entrega de conocimientos como en la conexión de ambos. Adoro esos ojitos pequeños cuando les enseñas cosas del mundo...
ResponderEliminarPrecioso poema amiga, solo un corazón lleno de dulzura puede escribirlo. Besitos, Paty
Nos dejas unos bellos versos que profundizan en todo aquello con lo que un niño sueña, pero aprendiendo a que emerjan de su corazón.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
ternura maternal hecho poema
ResponderEliminarfelicidades Taty :)
abracitos
El nautilus y la profundidad del mar, algo así como Peter Pan y las alas...
ResponderEliminarTaty, los cuentos, las caracolas y la imaginación son fundamentales en la infancia...Es bueno enseñarles a soñar, a crear su mundo propio, que les fortalezca y les ayude. Llega un momento que "hay que tocar la arena", madurar y valerse por si mismo...Muy bueno, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo entrañable y mi ánimo.
Tierno y dulce poema, el sueño de un niño, sus sueños son importantes. Abrazos
ResponderEliminarUn poema tan surrealista como la imagen que lo ilustra
ResponderEliminarPaz
Isaac
Bello y tierno poema. Te mando un beso.
ResponderEliminarTus palabras llevan magia
ResponderEliminarsaludos desde Miami
Aunque falten caracolas siempre se podrán escribir poemas tan hermosos como ellas.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Besos.
Todos los dias
ResponderEliminaraprendemos a vivir
sin aquello que en el pasado
parecia que siempre iba a durar
Muy bonito y lleno de dulzura. Una imagen bella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Muy bonito y muy cierto, cada día se ven menos caracolas y conchas. La frase final me parece genial.
ResponderEliminarEstupendo también el cuadro surrealista.
Un abrazo
En la arena de la playa hay un mundo por explorar, Taty. Y otro mundo por crear...
ResponderEliminarPor eso, puede que no haya caracolas, pero la imaginación puede hacer con la arena maravillosas obras. Y siempre serán las obras de uno mismo, lo que hace que la experiencia de vivir sea algo único y muy especial.
Y hay todo un mar por navegar y descubrir. Y todo un cielo... Y todo un alma, que yo llamo nuestro mar interior. La vida no se agota en las caracolas...
Un enorme abrazo, querida amiga!!!
Hermosa lección a tu hijo
Estimada amiga, cuando leas este mensaje puedes eliminarlo, ya que no tengo otro conducto para poder enviar. Simplemente, comunicarte que tu bonito perfil ha desaparecido de seguidora pasando a un perfil anónimo, no sé si se debe a problemas de Blogger.
ResponderEliminarUn abrazo, amiga y buen fin de semana.
poesia surrealista donde en un delicado poema la madre expone a su hijo consejos de la vida futura ,llevandolos dentro de las caracolas pero sin perder de vista el arenal que deja la mar tras las olas espumeantes de burbujas e ilusiones , preciosa ilustarción Tatiana , feliz fin de semana, tu amigo . jr.
ResponderEliminarUn poema penetrante, modélico, luminoso. Qué grato leerte, amiga, en este maternal poema de armoniosos y singulares matices.
ResponderEliminarUn abrazo muy grande y un buen fin de semana.
Bellas letras para un hijo. Saludos
ResponderEliminarLa clave está al final, el mejor aprendizaje está dentro de cada ser...por eso es tan relevante cuidar el alma de los seres que se ama.
ResponderEliminarBesos.
Algunas cosas no se aprenden nunca, por más empeño que se ponga en enseñarlas.
ResponderEliminarSaludos,
J.
La creatividad se despierta creando un hermoso cuadro en forma de versos, precioso y atractivo a mis ojos querida Tatiana
ResponderEliminarUn abrazo
Vengo de nuevo a saludarte, a dejarte las gracias por tu comentario en Palabras y silencios.
ResponderEliminarAbrazo.
Hola, Tatiana. Nuevamente te reitero mi alegría de que también tú regresaras. Te felicito por tu nueva aventura bloguera y por supuesto, mil gracias por tu cariñoso comentario en casa. Bienvenida de regreso, siempre que lo desees. Aquí estaré leyéndote, por supuesto. Un abrazo lleno de caracolas y murmullos de mar.
ResponderEliminarCreo que más que decir, solamente puedo sentir en cada letra que dibujan tus manos.
ResponderEliminarEl cierre sencillamente magistral.
Abrazos muchos, Taty
Preciso.
ResponderEliminarMe encantan las caracolas y los nautilos. Guardan secretos.
El final del poema tiene la esencia de la sabiduría.
Me ha conmovido en poema. Inmenso.
Abrazo.
... Dos tiernos abrazos, Tati.
ResponderEliminar